lunes, 16 de noviembre de 2015

¿A qué sabe lo que no sabe?


¿A qué sabe lo que no tiene sabor? ¿Qué se toca cuando no se toca? ¿A qué huele lo que no huele? ¿Cuál es el sonido del silencio? Preguntas incontestables que planteamos desde un yo ilusorio. Porque el hecho de que nuestro yo es sólo ilusión lo prueba que nada más que es memoria. No hay percepción del presente. Cada cosa de la que somos conscientes, ya es pasado.

domingo, 1 de noviembre de 2015

El canon literario



En el Diccionario de la Real Academia Española existen, para el término “canon”, diecinueve acepciones. De ellas me interesa seleccionar dos para aquello de lo que voy a hablar en este post. Una lo define como “regla o precepto”. La otra como “modelo de características perfectas”.
Una pregunta amplia de la que podría partir es: ¿existe el canon en el arte? O, mejor dicho, ¿hay, hoy día, algún canon que tenga validez para el arte? Tomemos como ejemplo la pintura. Efectivamente, hay personas, y muchas, para las que el informalismo no es arte pictórico sino cuatro manchurrones desparramados en un lienzo (por no hablar de las manifestaciones más vanguardistas, en las que podrían entrar los llamados performances). Para este tipo de observador, arte es el arte realista y, si los apuras mucho, el impresionismo. En todo caso, debe ser figurativo. Sin embargo, ahí tenemos a Miró, Picasso, Pollock, etc, que triunfaron saltándose a piola el canon.
Esto, al igual que a la pintura, se podría aplicar a la escultura, la música, el teatro, etc.
Pero, pasaré por encima de todas estas manifestaciones para centrarme en la que me interesa en esta ocasión: la literatura. Naturalmente, hemos de tener en cuenta que géneros literarios hay muchos: poesía, novela, cuento, ensayo, etc. Clasificación esta a la que, en la actualidad, también habría matices que añadir. Por ejemplo, ¿es concebible una novela que sea, al mismo tiempo, poema? ¿Y un poema que sea novela? En la antigüedad los había: Iliada, Cantar de Mío Cid, etc.
Pero iré poco a poco, intentando no desparramarme.
¿Existe un canon en la poesía? Hasta el siglo XIX, la poesía o tenía rima o no era poesía. Aún hay gente que piensa eso. En el XX, la rima ya no se consideró necesaria para que un poema fuese poema. Cuando llegaron las primeras vanguardias (dadá, surrealismo…) hicieron tabla rasa de todas las reglas. Sólo los surrealistas dejaron en pie una, que formaba parte de su moral: no incurrir en ningún tipo de poesía burguesa. Lo que, paradójicamente, iba en contra de su defensa de la libertad en la creación a ultranza. No diré nada de cuando, con Mallarmé a la cabeza como referente más inmediato, aparece la llamada “poesía visual”, que alcanzó su cima hacia los años setenta del siglo XX. Bien. ¿Dónde está el canon aquí? ¿Cuál de ellos lleva razón? ¿Cuándo algo es culpable de lesa poesía y cuándo no?
Si nos trasladamos a la narrativa, nos encontraremos, en primer lugar, ante la siguiente tesitura: ¿En qué se distingue un cuento de una novela? ¿Y una novela corta de una novela larga? ¿En el número de páginas? Los teóricos de la literatura dicen que no, que son muchas otras las diferencias. ¿Engloba el relato los tres subgéneros? Parece que todos tendrían que tener tres partes: planteamiento, nudo y desenlace. En un principio, el canon imponía que estas tres fases tenían que ser lineales y seguir ese orden. Ya entrado el siglo veinte, esas reglas se fueron al garete: relatos que arrancaban del desenlace, relatos que carecían de tales tres partes, relatos con desenlace abierto, novelas laberínticas, como “Rayuela”, etc. Sin dejar aparte, claro está, normas que algunos buenísimos amigos míos mantienen sin que sean verdad. Baste un botón de muestra: el narrador no puede exponer en la novela su cosmovisión, su opinión, sino a través de los personajes. Hay montones de novelas que demuestran lo contrario. Ej, “Crimen y castigo”. Habla el narrador: “Los sueños de un hombre enfermo suelen tener una nitidez extraordinaria y se asemejan a la realidad hasta confundirse con ella, etc”. Hay quien habla de verosimilitud en el relato, aunque sea de corte fantástico. Según y cómo. Esa verosimilitud en la literatura fantástica, esa construcción de una fantasía que parece real está en Borges, en Bioy Casares, en Sabato, sí. Pero, ¿quién puede encontrarla en Lovecraft, por ejemplo?

Ya sé que me dirán que el canon evoluciona. Y en eso estoy de acuerdo. Pero, por eso mismo que evoluciona, no está prohibido transgredirlo. Sin esas transgresiones, escribiríamos aún como Homero. Dick Fosbury revolucionó el salto de altura, al saltar de espalda pasándose por el forro el rodillo ventral. Así revolucionó la técnica y cambió el canon.


Conclusión: No hay canon. El canon es tu libertad creativa. Otra cosa es que te salga bien.

domingo, 11 de octubre de 2015

La Beat Generation, una impostura actual


Últimamente me llega la noticia de que la Beat Generation, a la que conocí a los dieciocho años a través de una traducción de Marcos Ricardo Barnatán, vuelve a estar de moda. Me lo han dicho dos amigos. Uno de ellos me dice que el grupo de Ginsberg, Kerouac, Ferlingetti, influye en los “poetas” actuales. Pues no sé cómo influye. Al leer los textos de estos y estas poetas me pregunto si han leído “En el camino” o “Vagabundos del Dharma”, de Jack Kerouac. O, tan siquiera, “Howl” (Aullido), el poema emblemático beatnik de Allen Ginsberg. Y me digo: NO. No los han leído. Esto simplemente se ha puesto de moda. La Beat Generation fue rompedora y mística. Dejo aquí el poema Howl y a ver quién lo identifica con las cosas que hacen ahora los/las poetas, tan preocupados por la fama. Ellos, los beatniks, despreciaron siempre el famoseo. Viajaron de una a otra parte de EEUU. En coche. Y despreciaron toda convención social. Estos poetillas de hoy se parten el culo por ser famosos y son, siempre, políticamente correctos. ¿Dónde el parecido, ni en la letra ni en el espíritu?

AULLIDO
De
Allen Ginsberg
Para Carl Salomón
I
Vi las mejores mentes de mi generación destruidas por la locura, hambrientas histéricas desnudas,
arrastrándose por las calles de los negros al amanecer en busca de un colérico pinchazo,
hipsters con cabezas de ángel ardiendo por la antigua conexión celestial con el estrellado dínamo de la maquinaria nocturna,
que pobres y harapientos y ojerosos y drogados pasaron la noche fumando en la oscuridad sobrenatural de apartamentos de agua fría, flotando sobre las cimas de las ciudades contemplando jazz,
que desnudaron sus cerebros ante el cielo bajo el El y vieron ángeles mahometanos tambaleándose sobre techos iluminados,
que pasaron por las universidades con radiantes ojos imperturbables alucinando Arkansas y tragedia en la luz de Blake entre los maestros de la guerra,
que fueron expulsados de las academias por locos y por publicar odas obscenas en las ventanas de la calavera,
que se acurrucaron en ropa interior en habitaciones sin afeitar, quemando su dinero en papeleras y escuchando al Terror a través del muro,
que fueron arrestados por sus barbas púbicas regresando por Laredo con un cinturón de marihuana hacia Nueva York,
que comieron fuego en hoteles de pintura o bebieron trementina en Paradise Alley, muerte, o sometieron sus torsos a un purgatorio noche tras noche,
con sueños, con drogas, con pesadillas que despiertan, alcohol y verga y bailes sin fin,
incomparables callejones de temblorosa nube y relámpago en la mente saltando hacia los polos de Canadá y Paterson, iluminando todo el inmóvil mundo del intertiempo,
realidades de salones de Peyote, amaneceres de cementerio de árbol verde en el patio trasero, borrachera de vino sobre los tejados, barrios de escaparate de paseos drogados luz de tráfico de neón parpadeante, vibraciones de sol, luna y árbol en los rugientes atardeceres invernales de Brooklyn, desvaríos de cenicero y bondadosa luz reina de la mente,
que se encadenaron a los subterráneos para el interminable viaje desde Battery al santo Bronx en benzedrina hasta que el ruido de ruedas y niños los hizo caer temblando con la boca desvencijada y golpeados yermos de cerebro completamente drenados de brillo bajo la lúgubre luz del Zoológico,
que se hundieron toda la noche en la submarina luz de Bickford salían flotando y se sentaban a lo largo de tardes de cerveza desvanecida en el desolado Fugazzi’s, escuchando el crujir del Apocalipsis en el jukebox de hidrógeno,
que hablaron sin parar por setenta horas del parque al departamento al bar a Bellevue al museo al puente de Brooklyn,
un batallón perdido de conversadores platónicos saltando desde las barandas de salidas de incendio desde ventanas desde el Empire State desde la luna,
parloteando gritando vomitando susurrando hechos y memorias y anécdotas y excitaciones del globo ocular y shocks de hospitales y cárceles y guerras,
intelectos enteros expulsados en recuerdo de todo por siete días y noches con ojos brillantes, carne para la sinagoga arrojada en el pavimento,
que se desvanecieron en la nada Zen Nueva Jersey dejando un rastro de ambiguas postales del Atlantic City Hall,
sufriendo sudores orientales y crujidos de huesos tangerinos y migrañas de la china con síndrome de abstinencia en un pobremente amoblado cuarto de Newark,
que vagaron por ahí y por ahí a medianoche en los patios de ferrocarriles preguntándose dónde ir, y se iban, sin dejar corazones rotos,
que encendieron cigarrillos en furgones furgones furgones haciendo ruido a través de la nieve hacia granjas solitarias en la abuela noche,
que estudiaron a Plotino Poe San Juan de la Cruz telepatía bop kabbalah porque el cosmos instintivamente vibraba a sus pies en Kansas,
que vagaron solos por las calles de Idaho buscando ángeles indios visionarios que fueran ángeles indios visionarios,
que pensaron que tan sólo estaban locos cuando Baltimore refulgió en un éxtasis sobrenatural,
que subieron en limosinas con el chino de Oklahoma impulsados por la lluvia de pueblo luz de calle en la medianoche invernal,
que vagaron hambrientos y solitarios en Houston en busca de jazz o sexo o sopa, y siguieron al brillante Español para conversar sobre América y la Eternidad, una tarea inútil y así se embarcaron hacia África,
que desaparecieron en los volcanes de México dejando atrás nada sino la sombra de jeans y la lava y la ceniza de la poesía esparcida en la chimenea Chicago,
que reaparecieron en la costa oeste investigando al F.B.I. con barba y pantalones cortos con grandes ojos pacifistas sensuales en su oscura piel repartiendo incomprensibles panfletos,
que se quemaron los brazos con cigarrillos protestando por la neblina narcótica del tabaco del Capitalismo,
que distribuyeron panfletos supercomunistas en Union Square sollozando y desnudándose mientras las sirenas de Los Álamos aullaban por ellos y aullaban por la calle Wall, y el ferry de Staten Island también aullaba,
que se derrumbaron llorando en gimnasios blancos desnudos y temblando ante la maquinaria de otros esqueletos,
que mordieron detectives en el cuello y chillaron con deleite en autos de policías por no cometer más crimen que su propia salvaje pederastia e intoxicación,
que aullaron de rodillas en el subterráneo y eran arrastrados por los tejados blandiendo genitales y manuscritos,
que se dejaron follar por el culo por santos motociclistas, y gritaban de gozo,
que mamaron y fueron mamados por esos serafines humanos, los marinos, caricias de amor Atlántico y Caribeño,
que follaron en la mañana en las tardes en rosales y en el pasto de parques públicos y cementerios repartiendo su semen libremente a quien quisiera venir,
que hiparon interminablemente tratando de reír pero terminaron con un llanto tras la partición de un baño turco cuando el blanco y desnudo ángel vino para atravesarlos con una espada,
que perdieron sus efebos por las tres viejas arpías del destino la arpía tuerta del dólar heterosexual la arpía tuerta que guiña el ojo fuera del vientre y la arpía tuerta que no hace más que sentarse en su culo y cortar las hebras intelectuales doradas del telar del artesano,
que copularon extáticos e insaciables con una botella de cerveza un amorcito un paquete de cigarrillos una vela y se cayeron de la cama, y continuaron por el suelo y por el pasillo y terminaron desmayándose en el muro con una visión del coño supremo y eyacularon eludiendo el último hálito de conciencia,
que endulzaron los coños de un millón de muchachas estremeciéndose en el crepúsculo, y tenían los ojos rojos en las mañanas pero estaban preparados para endulzar el coño del amanecer, resplandecientes nalgas bajo graneros y desnudos en el lago,
que salieron de putas por Colorado en miríadas de autos robados por una noche, N.C. héroe secreto de estos poemas, follador y Adonis de Denver -regocijémonos con el recuerdo de sus innumerables jodiendas de muchachas en solares vacíos y patios traseros de restaurantes, en desvencijados asientos de cines, en cimas de montañas, en cuevas o con demacradas camareras en familiares solitarios levantamientos de enaguas y especialmente secretos solipsismos en baños de gasolineras y también en callejones de la ciudad natal,
que se desvanecieron en vastas y sórdidas películas, eran cambiados en sueños, despertaban en un súbito Manhattan y se levantaron en sótanos con resacas de despiadado Tokai y horrores de sueños de hierro de la tercera avenida y se tambalearon hacia las oficinas de desempleo,
que caminaron toda la noche con los zapatos llenos de sangre sobre los bancos de nieve en los muelles esperando que una puerta se abriera en el East River hacia una habitación llena de vapor caliente y opio,
que crearon grandes dramas suicidas en los farellones de los departamentos del Hudson bajo el foco azul de la luna durante la guerra y sus cabezas serán coronadas de laurel y olvido,
que comieron estofado de cordero de la imaginación o digirieron el cangrejo en el lodoso fondo de los ríos de Bowery,
que lloraron ante el romance de las calles con sus carritos llenos de cebollas y mala música,

que se sentaron sobre cajas respirando en la oscuridad bajo el puente y se levantaron para construir clavicordios en sus áticos,
que tosieron en el sexto piso de Harlem coronados de fuego bajo el cielo tubercular rodeados por cajas naranjas de Teología,
que escribieron frenéticos toda la noche balanceándose y rodando sobre sublimes encantamientos que en el amarillo amanecer eran estrofas incoherentes,
que cocinaron animales podridos pulmón corazón pié cola borsht & tortillas soñando con el puro reino vegetal,
que se arrojaron bajo camiones de carne en busca de un huevo,
que tiraron sus relojes desde el techo para emitir su voto por una eternidad fuera del tiempo, & cayeron despertadores en  sus cabezas cada día por toda la década siguiente,
que cortaron sus muñecas tres veces sucesivamente sin éxito, desistieron y fueron forzados a abrir tiendas de antigüedades donde pensaron que estaban envejeciendo y lloraron,
que fueron quemados vivos en sus inocentes trajes de franela en Madison Avenue entre explosiones de versos plúmbeos & el enlatado martilleo de los férreos regimientos de la moda & los gritos de nitroglicerina de maricas de la publicidad & el gas mostaza de inteligentes editores siniestros, o fueron atropellados por los taxis ebrios de la realidad absoluta,
que saltaron del puente de Brooklyn esto realmente ocurrió y se alejaron desconocidos y olvidados dentro de la fantasmal niebla de los callejones de sopa  y carros de bomba del barrio Chino, ni siquiera una cerveza gratis,
que cantaron desesperados desde sus ventanas, se cayeron por la ventana del metro, saltaron en el sucio Passaic, se abalanzaron sobre negros, lloraron por toda la calle, bailaron descalzos sobre vasos de vino rotos y discos de fonógrafo destrozados de nostálgico Europeo jazz Alemán de los años 30 se acabaron el whisky y vomitaron gimiendo en el baño sangriento, con lamentos en sus oídos y la explosión de colosales silbatos de vapor,
que se lanzaron por las autopistas del pasado viajando hacia la cárcel del gólgota -solitario mirar- autos preparados de cada uno de ellos o Encarnación de Jazz de Birmingham,
que condujeron campo traviesa por 72 horas para averiguar si yo había tenido una visión o tú habías tenido una visión o él había tenido una visión para conocer la eternidad,
que viajaron a Denver, murieron en Denver, que volvían a Denver; que velaron por Denver y meditaron y andaban solos en Denver y finalmente se fueron lejos para averiguar el tiempo, y ahora Denver extraña a sus héroes,
que cayeron de rodillas en desesperanzadas catedrales rezando por la salvación de cada uno y la luz y los pechos, hasta que al alma se le iluminó el cabello por un segundo,
que chocaron a través de su mente en la cárcel esperando por imposibles criminales de cabeza dorada y el encanto de la realidad en sus corazones que cantaba dulces blues a Alcatraz,
que se retiraron a México a cultivar un hábito o a Rocky Mount hacia el tierno Buda o a Tánger en busca de muchachos o a la Southern Pacific hacia la negra locomotora o de Harvard a Narciso a Woodland hacia la guirnalda de margaritas o a la tumba,
que exigieron juicios de cordura acusando a la radio de hipnotismo y fueron abandonados con su locura y sus manos y un jurado indeciso,
que tiraron ensalada de papas a los lectores de la CCNY sobre dadaísmo y subsiguientemente se presentan en los escalones de granito del manicomio con las cabezas afeitadas y un arlequinesco discurso de suicidio, exigiendo una lobotomía al instante,
y recibieron a cambio el concreto vacío de la insulina Metrazol electricidad hidroterapia psicoterapia terapia ocupacional ping pong y amnesia,
que en una protesta sin humor volcaron sólo una simbólica mesa de ping pong, descansando brevemente en catatonia,
volviendo años después realmente calvos excepto por una peluca de sangre, y de lágrimas y dedos, a la visible condenación del loco de los barrios de las locas ciudades del Este,
los fétidos salones del Pilgrim State Rockland y Greystones, discutiendo con los ecos del alma, balanceándose y rodando en la banca de la soledad de medianoche reinos dolmen del amor, sueño de la vida una pesadilla, cuerpos convertidos en piedra tan pesada como la luna,
con la madre finalmente ****** [i] , y el último fantástico libro arrojado por la ventana de la habitación, y a la última puerta cerrada a las 4 AM y el último teléfono golpeado contra el muro en protesta y el último cuarto amoblado vaciado hasta la última pieza de mueblería mental, un papel amarillo se irguió torcido en un colgador de alambre en el closet, e incluso eso imaginario, nada sino un esperanzado poco de alucinación-
ah, Carl, mientras no estés a salvo yo no voy a estar a salvo, y ahora estás realmente en la total sopa animal del tiempo-
y que por lo tanto corrió a través de las heladas calles obsesionado con una súbita inspiración sobre la alquimia del uso de la elipse el catálogo del medidor y el plano vibratorio,
que soñaron e hicieron aberturas encarnadas en el tiempo y el espacio a través de imágenes yuxtapuestas y atraparon al Arcángel del alma entre 2 imágenes visuales y unieron los verbos elementales y pusieron el nombre y una pieza de conciencia saltando juntos con una sensación de Pater Omnipotens Aeterna Deus
para recrear la sintaxis y medida de la pobre prosa humana y pararse frente a ti mudos e inteligentes y temblorosos de vergüenza, rechazados y no obstante confesando el alma para conformarse al ritmo del pensamiento en su desnuda cabeza sin fin,
el vagabundo demente y el ángel beat en el tiempo, desconocido, y no obstante escribiendo aquí lo que podría quedar por decir en el tiempo después de la muerte,
y se alzaron reencarnando en las fantasmales ropas del jazz en la sombra de cuerno dorado de la banda y soplaron el sufrimiento de la mente desnuda de América por el amor en un llanto de saxofón eli eli lamma lamma sabacthani que estremeció las ciudades hasta la última radio
con el absoluto corazón del poema sanguinariamente arrancado de sus cuerpos bueno para alimentarse mil años.

II
¿Qué esfinge de cemento y aluminio abrió sus cráneos y devoró sus cerebros y su imaginación?
¡Moloch! ¡Soledad! ¡Inmundicia! ¡Ceniceros y dólares inalcanzables! ¡Niños gritando bajo las escaleras! ¡Muchachos sollozando en ejércitos! ¡Ancianos llorando en los parques!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Pesadilla de Moloch! ¡Moloch el sin amor! ¡Moloch mental! ¡Moloch el pesado juez de los hombres!
¡Moloch la prisión incomprensible! ¡Moloch la desalmada cárcel de tibias cruzadas y congreso de tristezas! ¡Moloch cuyos edificios son juicio! ¡Moloch la vasta piedra de la guerra! ¡Moloch los pasmados gobiernos!
¡Moloch cuya mente es maquinaria pura! ¡Moloch cuya sangre es un torrente de dinero! ¡Moloch cuyos dedos son diez ejércitos! ¡Moloch cuyo pecho es un dínamo caníbal! ¡Moloch cuya oreja es una tumba humeante!
¡Moloch cuyos ojos son mil ventanas ciegas! ¡Moloch cuyos rascacielos se yerguen en las largas calles como inacabables Jehovás! ¡Moloch cuyas fábricas sueñan y croan en la niebla! ¡Moloch cuyas chimeneas y antenas coronan las ciudades!
¡Moloch cuyo amor es aceite y piedra sin fin! ¡Moloch cuya alma es electricidad y bancos! ¡Moloch cuya pobreza es el espectro del genio! ¡Moloch cuyo destino es una nube de hidrógeno asexuado! ¡Moloch cuyo nombre es la mente!
¡Moloch en quien me asiento solitario! ¡Moloch en quien sueño ángeles! ¡Demente en Moloch! ¡Chupa vergas en Moloch! ¡Sin amor ni hombre en Moloch!
¡Moloch quien entró tempranamente en mi alma! ¡Moloch en quien soy una conciencia sin un cuerpo! ¡Moloch quien me ahuyentó de mi éxtasis natural! ¡Moloch a quien yo abandono! ¡Despierten en Moloch! ¡Luz chorreando del cielo!
¡Moloch! ¡Moloch! ¡Departamentos robots! ¡Suburbios invisibles! ¡Tesorerías esqueléticas!
¡Capitales ciegas! ¡Industrias demoníacas! ¡Naciones espectrales! ¡Invencibles manicomios! ¡Vergas de granito! ¡Bombas monstruosas!
¡Rompieron sus espaldas levantando a Moloch hasta el cielo! ¡Pavimentos, árboles, radios, toneladas! ¡Levantando la ciudad al cielo que existe y está alrededor nuestro!
¡Visiones! ¡Presagios! ¡Alucinaciones! ¡Milagros! ¡Éxtasis! ¡Arrastrados por el río americano!
¡Sueños! ¡Adoraciones! ¡Iluminaciones! ¡Religiones! ¡Todo el cargamento de mierda sensible!
¡Progresos! ¡Sobre el río! ¡Giros y crucifixiones! ¡Arrastrados por la corriente! ¡Epifanías! ¡Desesperaciones! ¡Diez años de gritos animales y suicidios! ¡Mentes! ¡Nuevos amores! ¡Generación demente! ¡Abajo sobre las rocas del tiempo!
¡Auténtica risa santa en el río! ¡Ellos lo vieron todo!  ¡Los ojos salvajes! ¡Los santos gritos! ¡Dijeron hasta luego! ¡Saltaron del techo! ¡Hacia la soledad! ¡Despidiéndose! ¡Llevando flores! ¡Hacia el río! ¡Por la calle!

III
¡Carl Solomon! Estoy contigo en Rockland
                Donde estás más loco de lo que yo estoy
Estoy contigo en Rockland
                Donde te debes sentir muy extraño
Estoy contigo en Rockland
                Donde imitas la sombra de mi madre
Estoy contigo en Rockland
                Donde has asesinado a tus doce secretarias
Estoy contigo en Rockland
                Donde te ríes de este humor invisible
Estoy contigo en Rockland
                Donde somos grandes escritores en la misma horrorosa máquina de escribir
Estoy contigo en Rockland
                Donde tu condición se ha vuelto seria y es reportada por la radio
Estoy contigo en Rockland
                Donde las facultades de la calavera no admiten más los gusanos de los sentidos
Estoy contigo en Rockland
                Donde bebes el té de los pechos de las solteras de Utica
Estoy contigo en Rockland
                Donde te burlas de los cuerpos de tus enfermeras las arpías del Bronx
Estoy contigo en Rockland
                Donde gritas en una camisa de fuerza que estás perdiendo el juego del verdadero
            ping pong del abismo
Estoy contigo en Rockland
                Donde golpeas el piano catatónico el alma es inocente e inmortal jamás debería
            morir sin dios en una casa de locos armada
Estoy contigo en Rockland
                Donde cincuenta shocks más no te devolverán nunca tu alma a su cuerpo de su
            peregrinaje a una cruz en el vacío
Estoy contigo en Rockland
                Donde acusas a tus doctores de locura y planeas la revolución socialista hebrea
            contra el Gólgota nacional fascista
Estoy contigo en Rockland
                Donde abres los cielos de Long Island y resucitas a tu Jesús humano y viviente de la
            tumba sobrehumana
Estoy contigo en Rockland
                Donde hay veinticinco mil camaradas locos juntos cantando las estrofas finales de
            La Internacional
Estoy contigo en Rockland
                Donde abrazamos y besamos a los Estados Unidos bajo nuestras sábanas los
            Estados Unidos que tosen toda la noche y no nos dejan dormir

Estoy contigo en Rockland
            Donde despertamos electrificados del coma por el rugir de los aeroplanos de
            nuestras propias almas sobre el tejado ellos han venido para lanzar bombas
            angelicales el hospital se ilumina a sí mismo  colapsan muros imaginarios  Oh
            escuálidas legiones corren afuera  Oh estrellado shock de compasión la guerra
            eterna está aquí  Oh victoria olvida tu ropa interior somos libres
Estoy contigo en Rockland
                En mis sueños caminas goteando por un viaje a través del mar sobre las carreteras a
            través de América llorando hasta la puerta de mi cabaña en la noche del oeste


San Francisco, 1955-1956


Nota A Pie De Página Para “Aullido”
¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Santo!
¡El mundo es santo! ¡El alma es santa! ¡La piel es santa! ¡La nariz es santa! ¡La lengua y la verga y la mano y el agujero del culo son santos!
¡Todo es santo! ¡todos son santos! ¡todos los lugares son santos! ¡todo día está en la eternidad! ¡Todo hombre es un ángel!
¡El vago es tan santo como el serafín! ¡el demente es tan santo como tú mi alma eres santa!
¡La máquina de escribir es santa el poema es santo la voz es santa los oyentes son santos el éxtasis es santo!
¡Santo Peter santo Allen santo Solomon santo Lucien santo Kerouac santo Huncke santo Burroughs santo Cassady santos los desconocidos locos y sufrientes mendigos santos los horribles ángeles humanos!
¡Santa mi madre en la casa de locos! ¡Santas las vergas de los abuelos de Kansas!

¡Santo el gimiente saxofón! ¡Santo el apocalipsis del bop! ¡Santas las bandas de jazz marihuana hipsters paz peyote pipas y baterías!
¡Santa las soledades de los rascacielos y pavimentos! ¡Santas las cafeterías llenas con los millones! ¡Santos los misteriosos ríos de lágrimas bajo las calles!
¡Santo el argonauta solitario! ¡Santo el vasto cordero de la clase media! ¡Santos los pastores locos de la rebelión! ¡Quien goza Los Ángeles es Los Ángeles!
¡Santa New York santa San Francisco santa Peoria & Seattle santa París santa Tánger santa Moscú santa Estambul!
¡Santo el tiempo en la eternidad santa eternidad en el tiempo santos los relojes en el espacio la cuarta dimensión santa la quinta Internacional santo el ángel en Moloch!
¡Santo el mar santo el desierto santa la vía férrea santa la locomotora santas las visiones santas las alucinaciones santos los milagros santo el globo ocular santo el abismo!
¡Santo perdón! ¡compasión! ¡caridad! ¡fe! ¡Santos! ¡Nosotros! ¡cuerpos! ¡sufriendo! ¡magnanimidad!
¡Santa la sobrenatural extra brillante inteligente bondad del alma!

Berkeley, 1955

lunes, 31 de agosto de 2015

SOBRE LA CASA DE PABLO, EL GUARDA DE LOS BUNGALOWS INGLESES EN PUNTA UMBRÍA DE LA RÍO TINTO COMPANY LIMITED


Viví toda mi infancia y primera juventud en una casa (hoy derruida) que pegaba, esquina con esquina, con esta de la que hoy hablamos y a la que intentamos salvar.
Para quien no esté informado del asunto, intentaré primero hacer un poco de historia. Como frase introductoria diré que la Punta Umbría que hoy se padece no tiene nada que ver con aquel antiguo paraíso. La han ido machacando poco a poco. Impunemente. No tengo gran simpatía por los ingleses, desde un punto de vista político al menos, pero he de reconocer sus virtudes y su respeto por la estética y el patrimonio. ¿Sabéis lo que hacen ellos para conservar los tradicionales cottages de sus campiñas? Subvencionan (pasta en mano) a los propietarios para que los mantengan adecuadamente y tal como fueron construidos desde un principio.
Los ingleses llegaron a Punta Umbría en el siglo XIX. Entonces era una aldea de pescadores formada por unas cuantas cabañas que podrían ser perfectamente del Neolítico. Los ingleses, a los que descubrieron Punta Umbría los doctores de la Compañía Mackay y MacDonald, compraron allí unos terrenos que abarcaban todo el bosquecillo de La Retama (hoy desaparecido) y parte del Cerrito, o Murito, hasta llegar a la Ría. Y allí construyeron una serie de casas, unas veinte (la mayoría de madera), elevadas sobre pilares, que no sólo eran el testimonio arquitectónico más antiguo del pueblo sino un tipo de construcción que ellos hicieron en pocos lugares del planeta. Entre ellos, Punta Umbría. Su valor era incalculable. Pero, claro, la ignorancia es incurable a veces. Yo he visto, en México, quemar un órgano barroco por el que un anticuario hubiese dado millones de euros, “porque era un tiliche (trasto) inservible”. Eso pasa cuando la cultura no importa porque se ignora su valor. Pero también pasa cuando las administraciones están más preocupadas (e interesadas) por el dinero que por la cultura y la memoria de su pueblo.
Todas aquellas casas fueron derruidas por un Consistorio incompetente. Os diré cómo ocurrió en palabras de mi hermano Emilio Morales, que fue testigo y lo ha contado muy bien. Dice, a raíz de la petición de firma que os pasaré más abajo: “Pero hace tiempo que me conformé con el vandalismo de nuestros próceres de todas las épocas y tendencias. Fui testigo directo del "asesinato" de las casas de Riotinto en Punta Umbría. Las tiraban con una máquina pesada, luego vertían dos bidones de gasolina y les prendían fuego. Actuaron con prisas y en un solo día habían concluido la tarea. Tendrían miedo de las protestas. El caso es que, sobre la cultura, sobre el sentido común, sobre la historia, triunfó una vez más la ambición urbanística. Los que vemos las cosas de otro modo hemos perdido esta batalla. La prueba es la casa de Pablo: aunque han decidido en pleno rehabilitarla, no lo hacen. Es un sitio demasiado goloso para que lo destinen a un último homenaje a la historia de Punta Umbría. Lo destruirán también. Pese a todo, firmaré la petición como es natural. Pero con la amargura de la desesperanza. Parece mentira que los dirigentes que han tomado todas las decisiones de la destrucción y el abandono sean de Punta Umbría”. Lo que no cuenta es que, unos años antes, cuando la Compañía, ya en manos españolas, tomó posesión de terreno y casas, ofreció a las autoridades del pueblo un trueque de todo aquello por unas tierras equivalentes en extensión a la entrada del pueblo. Y el Consistorio dijo que no. Un grupo de jóvenes, casi más ingenuos que idealistas, se dirigieron al Ayuntamiento a pedirle al Alcalde que esas casas se conservasen y mantuvieran para el pueblo, ya que en ellas se podían hacer cosas increíbles. Por ejemplo, una Universidad de Verano. El edil se sonrió, les dio unas palmaditas a los jovenzuelos y adiós.
Tiraron y quemaron las casas. En esos terrenos, vendidos por la Compañía a particulares, se han construido chalets modernos de más o menos lujo. Ya huyeron de la Retama destruida los duendes, las hadas y los elfos y los sueños de los niños y de los poetas.
Sólo queda un testimonio, sólo, triste, pero al que mantiene en pie un indudable orgullo junto a la lucha de Pablo Fernández Rebollo: la casa del guarda. Es el edificio civil más antiguo de Punta Umbría. Y hay una campaña en pie a la que os pido que os suméis. Hay varias formas. Os diré dos. Una, firmando la petición emitida por change.org, de la que os pongo el link: https://www.change.org/p/excmo-sr-alcalde-del-ayuntamiento-de-punta-umbria-salve-la-casa-del-guarda-de-la-rtcl-de-punta-umbria-huelva-ultimo-vestigio-de-la-arquitectura-civil-del-s-xix-en-pie?recruiter=17511777&utm_source=share_petition&utm_medium=facebook&utm_campaign=share_page&utm_term=mob-xs-share_petition-no_msg&fb_ref=Default
Otra, enviando tweets al Ayuntamiento de Punta Umbría exigiéndole que conserve, cuide y restaure (bajo la supervisión de Pablo Fernández Rebollo) la casa del guarda de la RTCL. Su dirección en twitter es @AytoPuntaUmbria
Gracias, amigos y amigas.

martes, 30 de junio de 2015

LA CEREMONIA DE LA CONFUSIÓN

A seis o siete meses de las Elecciones Generales en España, este país está sumido en un auténtico marasmo político. Después de una indignación que tomó cuerpo en el movimiento ciudadano del 15M, y llegados casi todos a la conclusión de que levantar las manos en la calle puede quedar muy hermoso pero no conduce a nada práctico, al calor de este fuego emergieron partidos nuevos que prometían una gestión limpia, honrada, transparente y con una amplia participación del pueblo. Mientras, los partidos de siempre continuaban siendo como siempre y los casos de corrupción saltaban y saltan a la luz pública día a día. Y la crisis no se acaba, diga lo que diga Rajoy, cuya marca desde el principio de su mandato es la mentira.
De los nuevos partidos (considerado Ciudadanos como marca blanca del PP) el que más ilusión suscitó fue Podemos. Por creer en él, no sólo creyó, por ejemplo, Gabilondo, periodista de probada calidad y honestidad, que les dio, al menos de forma implícita, un voto de confianza. También personajes claramente encuadrados en la derecha, como el cantante Bertín Osborne, aseguraban estar de acuerdo en casi todo lo que decía Pablo Iglesias. Hasta que, dadas las declaraciones del líder de Podemos con respecto a Venezuela, cambió su opinión.
La formación de Pablo Iglesias, al día de hoy, sigue defraudando a sus simpatizantes. Lo más importante no es que Colau haya nombrado a una activista “post porno”, Águeda Bañón, como responsable del departamento de comunicación (esto puede ser sólo una cuestión dudosamente estética) ni que el alcalde de Cádiz, “Kichi”, interviniese en un deshaucio donde no está claro quién es la víctima o el victimario (tal vez ambos lo sean). La cosa empieza a ponerse más turbia cuando nos enteramos de que Manuela Carmena, saltándose el reglamento y la propia ética de su partido, contrata como jefe de Gabinete a un familiar. Ya empezamos. Y eso que aún no han empezado. Empezar antes de empezar es una contradicción en los términos. Pero aquí la tenemos. Sólo son ejemplos de cosas que están ocurriendo en muchos ayuntamientos dirigidos por Podemos o sus marcas blancas.
Pero la guinda de la tarta, el colmo de la contradicción, está en las primarias celebradas por la formación hoy mismo. Unas primarias encaminadas a garantizar a Iglesias y su grupo la gobernabilidad, en caso de ganar, dejando afuera a todas las corrientes críticas que pueda haber dentro de su propio partido . Esto ya no deja lugar a dudas. Es decir, a que no hay alternativas. A que, como decía en un principio, estamos en un marasmo político. Estamos, una vez más, en el punto cero, antes del 15M. ¿Qué hacer? ¿No votar? Ganará otra vez el PP. ¿Votar PSOE? Noooooo. En absoluto. ¿Votar un partido minoritario? No sirve para nada. ¿Votar a quién? Resultado: neurosis absoluta. Mal rollo.
Y que no se piense que me alegro. Yo también me ilusioné con Podemos. Pero ya me han engañado otros demasiadas veces. Y se termina aprendiendo.

A veces, cuando me da la parana (o la lucidez) pienso que todo esto es una ceremonia de la confusión organizada por los de siempre para perpetuarse en el trono. Que Dios (exista o no) nos ampare. No veo otra.