¿A qué sabe lo que no tiene sabor? ¿Qué se toca
cuando no se toca? ¿A qué huele lo que no huele? ¿Cuál es el sonido del
silencio? Preguntas incontestables que planteamos desde un yo ilusorio. Porque
el hecho de que nuestro yo es sólo ilusión lo prueba que nada más que es
memoria. No hay percepción del presente. Cada cosa de la que somos conscientes,
ya es pasado.
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