Los recientes casos de suicidios de varias personas impulsadas por la desesperación de la presión hipotecaria y el desahucio,
es algo que clama al cielo y nos deja bien claro el carácter malévolo de los
banqueros. Es evidente que la gente les importa un comino. Ellos quieren
dinero y más dinero, a costa de depresiones graves, desesperación, suicidios.
Todo vale con tal de embolsarse unos euros más. Que, por cierto, en el caso de
los rescates bancarios, y en más casos, están siendo robados al pueblo. Que
esta situación sangrante de la avalancha de autolisis se iba a producir, ya lo
predije yo en un post de tintes literarios colocado el 24 de abril de 2011: http://blogdefelixmoralesprado.blogspot.com.es/2011/04/fabula-siniestra.html
No había que ser Nostradamus para prever lo que ocurriría. A las personas se
les puede apretar, pero no llevarlas a la asfixia, al callejón sin salida
posible. Expresar indignación ante la situación a la que nos ha llevado el sistema financiero mundial es poco. No se quedará ahí. La hecatombe, que ya aplasta a la buena gente, aún la aplastará más. Pero también, quizá, a los causantes de ella. Tendrá como posibles resultados: lo que está pasando, gente
que se suicida; el aumento de la delincuencia menor (que de la grande ya
tenemos mucha), la revolución (cosa que dudo) o un pronunciamiento militar y el
consecuente fascismo. Así pasó en los años veinte-treinta del siglo pasado.
Ojalá la historia no se repita.
No hay comentarios:
Publicar un comentario