jueves, 5 de mayo de 2011

dios con minúscula

Ayer, pluma en alto (pues yo, sí señor, también redacto aún con pluma sobre papel y no sólo en ordenador), se me planteó un dilema. ¿Ha de escribirse dios con mayúscula (Dios) o con minúscula (dios)? El diccionario de la lengua española de la R.A.E. dice que con mayúscula, a pesar de que, a deducir de las nuevas reglas ortográficas y como colige Javier Marías en un artículo publicado en el diario El País, según la reciente normativa haya de escribirse con minúscula. Defiende el novelista la opcionalidad en este asunto y yo me sumo a él. Pero no por la razón que aduce o, al menos, no por la que se deriva de su ejemplo. Pues dice: “Habrá ateos que escriban siempre “dios” deliberadamente, y todo creyente optará por “Dios”, por poner un ejemplo extremo”. Y ya estamos mezclando el culo con las témporas. Confundiendo ateo con todo no católico (o musulmán o protestante u ortodoxo o…) y creyente con el que forzosamente cree en una religión (sea la que sea y, en los casos más extremos de reduccionismo, con católicos y, como mucho, cristianos). Resulta, sin embargo, que yo no soy ateo. Pero tampoco católico, ni musulmán, ni... ¿Cómo debería escribir la palabra “dios”?
Antes de entrar en el razonamiento, me detendré un instante a darle un pescozón a la RAE. No tiene sentido ninguno (a no ser que se trate de una negligencia o escandalosa impuntualidad de los que llevan la página web de esta institución, en cuyo caso el coscorrón va para ellos) que, por un lado, se dictamine en las reformas ortográficas que todos los nombres comunes se escribirán con minúscula (incluidos rey, papa o presidente) y que, por otra parte, el diccionario de la Real Academia de la Lengua diga que “dios” se escribe con inicial mayúscula. Esto constituye, más allá de una incongruencia, un atentado al principio democrático de libertad de credo y una falta de respeto a las religiones “paganas”. Porque supongo que “dios Apolo” o “dios Vishnú” sí se escriben con minúscula. ¿O me equivoco? En este “desliz” (por denominarlo de una forma piadosa) ortográfico hay toda una declaración de principios o, si no, lo que es muchísimo peor, una señal inequívoca de que la Academia, lejos de ser democrática y libre, está bajo la férula del catolicismo rampante. Claro que, y aquí comienza mi disquisición, se me podrá decir: “No, mire, es que en el caso de los dioses paganos se trata del nombre común que los clasifica y antecede a su nombre propio. Pero en el caso del “Ser supremo que en las religiones monoteístas es considerado hacedor del universo” (sic en el DRAE), es su nombre, su nombre propio, su propio nombre, como el suyo es Félix o el del otro Joaquín”. Bien. Aceptado. A regañadientes. Vienen a afirmar que Dios no es lo mismo que dios. Eso no es nada democrático ni tolerante ni cristiano ni ecuménico. Van a su bola. Pero además añado que parece esto poco coherente con la misma doctrina católica (aunque no hay que asombrarse de la falta de coherencia en la historia de esa religión), pues ellos mismos dicen que hay en Dios (y ahora lo escribo con mayúscula porque me refiero a su Dios) “tres personas distintas y un solo Dios verdadero” (como rezaba, creo recordar, el catecismo del padre Ripalda). ¿Y no resultaba que el nombre propio es para una sola persona, animal o cosa? ¿Cómo puede darse a tres personas distintas un solo nombre? “Claro –me sopla el diablo tras la oreja-, es que se trata de un colectivo, como el Real Madrid o el Barça. Cada uno es uno pero con muchos jugadores”. Bien, bien. De acuerdo. Lo admito. El creyente de la religión que sea que quiera denominar a su Dios mayúsculamente, que lo haga. El mío, mi dios, sin embargo, es abstracto (y los nombres abstractos, bien, alegría, amor, belleza, justicia… se escriben con minúscula) y muy pequeño. Cabe en un átomo. Cabe en mi corazón. Así me lo asegura a cada momento. Y así lo creo mientras lo miro en el infinito, misterioso, inconmensurable cielo estrellado. O en los ojos de un niño inocente. O en los de la mujer que amo. ¿Debo entonces, ya para terminar, escribir a mi dios con la inicial y farisaica mayúscula de los católicos o con la minúscula “d” que se derrama dando dicha, duda, duelo y destello? ¿O debe cada quien en este caso, como sucede en otros con menos motivo, elegir libremente sin que ello conlleve oprobio lingüístico ni encasillamiento ideológico? Que decidan los señores académicos. 
Yo, como Don Javier Marías, haré lo que me dé la gana.

23 comentarios:

Félix Morales Prado dijo...

La cosa es que es un dilema que se podría haber salvado fácilmente reflejando la opcionalidad (ya sé que esta palabra no está en el diccionario pero yo la uso porque me apetece y me parece chida -esta sí está, jeje-) coherente con sus propias reglas en el DRAE, como ocurre, por ejemplo, en casos mucho más injustificados, tal el del adverbio "sólo". La cuestión no es baladí, como pudiera parecer a primera vista. Tras ella se puede otear toda una historia de la humanidad llena de conflictos, guerras y carnicerías en nombre del creador del universo.
Gracias por tu comentario. Un beso

Ricardo Bada dijo...

Magnífico este post, amén de deliciosamente irónico, querido Félix, y pretexto bienvenido para volver a leer «La colección de silencios del Dr. Murke», la sátira de Heinrich Böll que se cuenta entre las obras maestras del género, gracias a "Ese Ser superior que nosotros adoramos". Vale, y feliz fin de semana.

Walter Lingán dijo...

Si dios se escribe Dios entonces diablo se escribe Diablo o?

Félix Morales Prado dijo...

Gracias, querido Ricardo, por tu positivo comentario y por tu aportación bibliográfica. Nos daremos un paseo por esa obra de Böll.

Félix Morales Prado dijo...

Efectivamente, Walter. Y, sin embargo, en esa voz el DRAE no dice que se escriba con mayúscula. Si eso no es impregnación ideológica en una institución que debería ser ecuánime ante todas las tendencias que tienen cabida en una democracia, que venga dios (o Dios si quiere) y lo vea. Gracias por comentar

Ana María Mesa Villegas dijo...

Pues deberíamos entonces ponerle nombre a Dios para separarlo de la categoría dios. Se me ocurre Anselmo.

Beatriz México dijo...

Querido Félix,

Hay una piedra muy grande en mi río que, cuando me refiero a ella la llamo el Hipopótamo.... porque no es cualquier hipopótamo y mucho menos cualquier animal. Si me refiero al dios Baco, así lo escribo pero, si me refiero al Dios que me tocó conocer y hasta desconocer aquí en México, le digo Dios... y yo si soy atea.
Un beso. (Beatriz)

Félix Morales Prado dijo...

Ana, no sé. La religión judaica ya lo bautizó Yavéh o Jehová o como diablos sea. Y hablando del diablo, Yuli, que sea Diablo o diablo o diablejo, bien plantado o cojuelo como en el relato de Vélez de Guevara. Que cada cual, creyente o no creyente, Beatriz, lo llame como se le antoje y de la manera y con la ortografía que quiera. Eso es lo que planteo. Porque, a fin de cuentas, para unos y para otros (para los ateos porque por inexistente no se puede nombrar -¿o se puede nombrar lo que no existe?- y para los creyentes por incomprensible, por inalcanzable) es inefable. Y de lo inefable nada se puede decir. El nombre de dios ha constituido siempre un problema en el entorno religioso universal. Llámelo cada uno como desee. Esa es mi propuesta. En un alarde de ingeniosidad literaria vista como blasfema por muchos, y que tal vez no lo sea tanto, creo recordar que fue Joyce el que dijo que dios (god) era un perro (dog) al revés. Perroalrevés podría ser una propuesta, Ana. Desprovista de las connotaciones históricas negativas que la palabra Dios tiene y enriquecida por las de ese ser noble que, aveces, parece estar hecho más a imagen de la divinidad que nosotros. ¿Fue Byron el que dijo "Cuanto más conozco a los seres humanos, más amo a mi perro"?
Gracias a las tres

Ataúlfo dijo...

Bueno, Félix, tampoco creo en Batman y puedo nombrarlo. Lo de los nombres de dios (Yavéh, Alá, etc., da para otra buena entrada como esta.
Creo que dios es una creación del hombre, de ahí su diversidad, y me sumo a tu propuesta de que cada cual elija su ortografía como elije sus creencias aunque estemos creando un oxímoron (libertad, ortografía).

Saludos.

Ataúlfo

Félix Morales Prado dijo...

Claro, Ataulfo. Pero en esta respuesta hablo desde mi perspectiva de creyente en un sentido amplio. Y lo que digo apunta a lo mismo que Lao Tse en el “Tao-te-king”: “El Tao que se puede nombrar no es el verdadero Tao”. Y más adelante dice: “Su identidad es el misterio”. A eso me refiero. En cuanto a lo que planteas como un oxímoron, no sé si la ortografía ha de estar de una forma absoluta reñida con la libre elección. Supongo que, más o menos, sí, ya que se trata de reglas. Pero lo cierto es que la RAE da esa posibilidad en otros casos. Por ejemplo, en casos de tildes que se ponen o no a gusto del consumidor.
Gracias por comentar, amigo. Un abrazo

La lectora dijo...

Me gustó el comentario de Walter Lingán, habría que ver qué se hace con el diablo/Diablo.
Saludos. Buena reflexión.

José María Ruiz Palacio dijo...

¿Si el nuevo Beato, amigo íntimo de Marcial Maciel Degollado, anuló el purgatorio y el pastor alemán dijo que el infierno era un estado del espíritu, en dónde reside entonces la justificación de que un dios o un diablo existan, así sea con o sin mayúscula? En cuanto se decida el asunto o aparezca la respuesta que sea dios; así, con genérico; al fin de cuentas hay bastantes para escoger. Me quedo con Baco o Quemuenchatocha.

Anónimo dijo...

El asunto de Dios( creo mayusculado para los monoteistas y sólo para ellos)me parece frívolo tratarlo de manera semántica cuando su razón de ser es casi exclusivamente cultural.Así nos adoctrinaron. El Dios-dios o como a él le salga de sus santos cojones que lo llamen (escriban) es tema de intuición más que de catecismo. Saltemosnos las catequesis y así, sólo en la realidad podamos ver como en un espejo roto algo de sus facciones. Hambre,Belleza, dolor,amor,muerte,lo exquisito,la grandeza del hombre,su miseria,la miseria,la opulencia,la iluminación,la estupidez,el Bien y el Mal.
Si sabemos reunir y ver en los fragmentos dispersos sabremos lo que nadie nos enseñó: Don Dios y Don Diablo son el mismo caballero que nos ensueña y se burla de esta soledad de hombrecitos que lo inventa de tantas maneras como pueblos y épocas.
Contemplad, hijos míos, a los árboles y las montañas, al mar y los cielos estrellados, al corazón de un buen amigo, al amor de quien sea capaz de amar, al espíritu de las reflexiones de paz y curiosidad. Es para perder, así, menos el tiempo del poco que ya tenemos.

Félix Morales Prado dijo...

Ok, Capitán, mi capitán, :-)

Félix Morales Prado dijo...

Ay, ay, mi pequeña Yurixi. He de decirte, pues por mor de esto soy perseguido por la Inquisición, que "doctores tiene la Iglesia". Y que humildemente me retracto y acato sus sentencias y creo en Dios Uno y Trino (con mayúscula, no como el trino de los pájaros). Así que, si segundas partes nunca fueron buenas, como además ahora son peligrosas para mi integridad física, de darse sería en forma criptográfica. Gracias, en cualquier caso, por tu juvenil y auténtico entusiasmo.

Félix Morales Prado dijo...

Bueno. Eso es discutible. A uno estuvieron a punto de freírlo porque decía que la tierra era redonda. En cuanto a si soy mujer o no y, más exactamente, bruja, no lo sé. Esa es la verdad.

Trevinho dijo...

Es un asunto algo complicado, en cuanto a que Dios/dios, como cualquier personaje de ficción, debería tener derecho a su propia mayúscula inicial. Kukulkán es un dios, con minúscula, sí, pero solo porque en su mitología hay muchos dioses (como Hurakan, dios maya de la tormenta, me voy enterando ahora que es el origen de la palabra huracán -al revés de la palabra dios, que da origen al personaje). Dios con mayúscula sirve para referirse al de los monoteístas, aunque bien podría bastar la ausencia de artículo (el dios tal, un dios tal) para darlo a entender sin necesidad de mayúsculas.

Dios, sin embargo, es bastante más que un personaje. Es un constructo del que muchos tuvimos que adolecer desde la infancia (extraña que muchos jamás abandonen aquella adolescencia) y por tanto eso puede suscitar para unos emociones de importancia negativa dado el tamaño de la infamia, tanto como para otros un llano y opaco desdén.

Expresado lo anterior, me permitiré escribir dicha palabra como más convenga a la situación, dada la complejidad del asunto. No olvidar que estamos hablando de algo de dimensiones tales como para aplastar a la humanidad durante toda una era. Un pisotón tan fuerte como para dejarnos, a siglos después, como cucarachas fumigadas: sin saber qué hacer con el tratamiento semántico de su representación lingüística. Las secuelas perduran. La pregunta es ¿hasta cuándo?

Anónimo dijo...

En definitiva, un comentario mucho más profundo que el proporcionado por los diccionarios, empezando por el de la Real Academia. Gracias por compartir y publicar tan interesantes dilucidaciones, Mauricio Saraya.

Félix Morales Prado dijo...

Gracias, Mauricio. Saludos

Lvdwa dijo...

Se escribe con mayúsculas cuando actúa como nombre propio, es decir, cuando no especificas a qué dios te refieres, simplemente es tu dios y le llamas así «Dios»:
«Bendito sea Dios, ¡Oh, Dios mío!»
Se escribe con minúscula cuando actúa como nombre común, es decir, cuando debes añadir un complemento para especificar a qué dios te refieres:
«Los dioses del Olimpo, la diosa Afrodita, el dios del amor»

Lvdwa dijo...

Es fácil de entender por qué aún se escribe en algunas ocasiones con inicial mayúscula.

Se escribe con mayúscula cuando actúa como nombre propio. No especificas a qué dios te refieres porque es tu dios y le llamas simplemente así, «Dios»:
«Bendito sea Dios, ¡Oh, Dios mío!»

Se escribe con minúscula cuando actúa como nombre común. Añades un complemento para referirte a un dios o a otro:
«Los dioses del Olimpo, el dios de los cristianos, la diosa Afrodita, el dios del amor»

Lvdwa dijo...

Yo no veo el debare por ninguna parte. Si uno no es católico ni cristiano no puede decir «Oh, Dios mío», así que con decir «el dios de los católicos» lo tiene fácil. No hay ninguna contradicción, evidentemente para un ateo será «dios», y así te lo permite la RAE.

Lvdwa dijo...

Yo no veo el debate por ninguna parte. Si uno no es católico ni cristiano no puede decir «Oh, Dios mío», así que con decir «el dios de los católicos» lo tiene fácil. No hay ninguna contradicción, evidentemente para un ateo será «dios», y así te lo permite la RAE.