sábado, 22 de mayo de 2010

planta en xilitla

6 comentarios:

Juan Luengo dijo...

¡ Qué curioso ¡ la verdad es que produce un poco de "yuyu". ¿Cuál será la explicación?

Félix Morales Prado dijo...

Félix Morales Prado dijo...
Pues no tengo ni idea, Juan, de cuál puede ser la explicación. Me fui muy pronto de Xilitla y no tuve tiempo de investigar el asunto, aunque dudo que me hubiesen podido resolver el enigma. Buscando por internet casos similares, hemos encontrado esto:

http://www.youtube.com/watch?v=0lvBXJn-xgI&feature=related

Copia y pega el link en el navegador. Es en Guatemala y se trata de una planta parecida, tal vez de la misma especie.

Anónimo dijo...

Hola Félix, observo que has eliminado mi comentario. ¿Acaso te parece baladí?
Insisto: esa planta es, como otras personas, vanidosa; se muere por llamar la atención. Se contorsiona para evitar que tú puedas tomarla por una planta normal, de esas que sólo tiene clorofila y a lo mejor algún que otro alcaloide alucinógeno, y no reparar en ella. Como decía Sancho, por verse en papeles (o en vídeos), esta planta inquieta y orgullosa hace lo que sea. Hay que decirlo alto y claro: la trivialidad se está apoderando también del mundo de las plantas. En Maldevo las plantas se estaban quietas salvo que el viento las moviese, claro que eran otros tiempos. Ahora, ¡ay!, cualquier yerbajo te trata como a un igual y cuidadito si no te abofetea cuando pasas a su lado. Ahora que lo pienso, ¿no crees tú que don Lorenzo era un poco raro?
Quiero aclarar que todo lo anterior es literatura. La verdad es muy otra.

Félix Morales Prado dijo...

Pues eliminé el comentario porque, por las connotaciones, pensé que era de una pariente pesadísima de un conocido poeta creacionista que estaba empeñada en joderme. Ahora que sé (gracias a un nuevo artefacto que he puesto en el blog) desde qué lugar me visitan, he comprobado que no se trataba de ella. Pero, al margen de eso y, ya que lo pregunta usted, el comentario me parecía, sí, baladí. En cuanto a éste, Maldevo es un lugar de ficción (como aclaro al principio del libro), por cuanto no comprendo su alusión a aquellos tiempos y plantas (pese a la apostilla final que aclara que todo lo anterior es literatura, son otras las intenciones que se barruntan) y don Lorenzo no me parecía raro y no sé a cuento de qué viene. Y lo de “la verdad es muy otra” es harto intrigante, pardiez. Casi tanto como la planta que se menea y como un comentario que llega de Cangas (Galicia), donde yo no conozco a nadie, con alusiones que casi sólo pueden proceder de alguien a quien conozco. Y porque es misteriosa y me pirran los enigmas, por eso mismo le doy luz verde a esta nota, ya no tan insustancial.

Anónimo dijo...

Me decepcionas, no lo oculto. Cuando los más conspicuos pensadores de nuestro mundo buscan la verdad o al menos un atisbo de verdad, tú "te pirras por los enigmas". ¿De manera que todo es un juego? ¿Es un juego también afirmar que no existió Maldevo? Es cierto que nunca figuró en los mapas, pero eso formaba parte de la conspiración para ocultarlo. ahora bien, tú estabas allí; yo, también. Algo han urdido, sin emabargo, para que hasta la memoria nos juegue malas pasadas.

Poco después de la definitiva desaparición de Maldevo, al notar que todo lo que con aquel lugar tenía relación iba desapareciendo rápidamente de mis recuerdos, escribí algunas notas apresuradas. Estas notas, que fui guardando a través de los años, están escritas detrás algún sobre, en una servilleta de papel, en la hoja de un cuaderno, aquí y allá, donde iban presentándose, revelándose.

Sobre la existencia de Maldevo, he aquí una nota muy antigua:
"Si en mi memoria Maldevo se reviste de tantos y tan variados matices, en el mundo real es tan sólo un susurro, un rumor, casi un olvido. Ahora bien, yo afirmo que Maldevo existió. Afirmo que hace miles de tiempos o millones habité en un lugar que lo era todo: infierno y paraíso; un lugar tan perfecto, tan terrible, que a duras penas puede ser recordado. Eso incita a la duda, y en mis peores momentos me pregunto quién soy yo para testificar de aquel pasado. Pues bien, yo soy el que recuerda. Inevitablemente. Entre el amor y el miedo."

Si te parece que mi testimonio es pretencioso o algo peor, no dudes en decírmelo, pero si lo consideras falso, aporta pruebas, por favor.

Félix Morales Prado dijo...

La verdad es que me sume usted en una completa perplejidad. ¿Que usted y yo estuvimos allí? O bien usted sabe cosas que yo ignoro o sabe cosas que sí, yo sé, pero que si son las que usted también sabe podrá comprender que obvie aquí ya que, si Maldevo hubiese existido, a nadie se le oculta que habría sufrido un terrible proceso de corrupción paralelo al del mundo en el que habría estado inscrito y del que podría haber sido metáfora; porque nadie, si hubiera existido Maldevo, habría ignorado su tendencia a la mímesis, su proclividad a reflejar modos y vicios del contexto. En tal tesitura, pocos o ninguno quedarían capacitados para entender aquello que podría haber llegado a ser o aquello que fuese en otras instancias ontológicas (y ya he hablado más de la cuenta) y sí habría muchos dispuestos a atacar.
En cuanto a si todo es un juego, ¿acaso he de creer que usted lo ignora? Sé que no le descubriré nada nuevo con la extendida (y muy incomprendida) acuñación léxica “El Gran Juego” y también que es improbable que desconozca la obra de René Daumal (en concreto, su texto “La montaña análoga”) o que le sean ajenos determinados aspectos del pensamiento oriental y tradicional.